Está situada a 30 Km de Danang, la tercera ciudad más grande de Vietnam. Si vienes en esa dirección detente un poco antes para conocer las Montañas de Mármol, uno de los lugares más venerados del centro del país.
Curiosamente estas montañas representan los cinco elementos de la naturaleza: fuego, agua, tierra, madera y metal. Casi todas las montañas pueden ser visitadas pero la que más impresiona es la Montaña agua ( Tuy son).
Aquí puedes encontrar numerosos templos, Budas, pagodas y cuevas con grandes sorpresas en su interior.
Tienes la opción de ascender a ella a pie o utilizar el ascensor, al menos hasta medio camino. Eso sí, ve con calzado cómodo y ropa transpirable porque vas a sudar dentro de las cuevas lo que no has sudado un día de agosto a las tres de la tarde a pleno sol.
La verdad que el lugar no deja indiferente, además, observa con atención porque verás monjes budistas y personas postradas delante de los Budas diciendo sus plegarias. Es un lugar sagrado.
Tardas más o menos unas dos horas en recorrerlo todo, ellos recomiendan tres. Insisten mucho en que aquí hay que estar sin prisas y saboreando cada rincón.
A la salida de la cueva más calurosa hay un puestecito de cocos naturales que te bebes como si no hubiera un mañana y un Buda muy risueño que parece que se está tronchando de ti por verte sudorosa.
Bromas a parte nos pareció muy interesante la visita.
Esta escultura no sé muy bien que simboliza. Quizás es un dragón con muchas cabezas o varias cabezas de serpiente. No podía dejar de mirarla, insertada entre la naturaleza.
Dejemos las montañas y todos sus enigmas y por fin pongamos rumbo a Hoi An.
A la entrada del casco antiguo, The Ancient Town, hay un puesto turístico donde adquirir entradas por si quieres visitar los monumentos de la zona. Los tickets se compran de 5 en 5 aunque las opciones serán más o menos unas 20.
No te puedes perder el puente cubierto Japonés, las casas museos, sobre todo la de Quan Thang, la sala de asamblea cantonesa... Bueno, elige tú, o incorpórate a un tour que te enseñe lo más reseñable, o hazlo por tu cuenta, las opciones son muchas y todas válidas.
Pero comencemos la visita....
Nada más entrar te encuentras porteadoras cargando su propio puesto de fruta y quieres probar cuánto peso llevan, en la foto sonrío pero pesar pesa, y están así toda la mañana.
Calles llenas de comercios y de artesanos asoman sin dar tregua a la vista.
La ciudad conserva la estética de antaño. Entre los Siglos VXI y XVIII fue una gran base portuaria donde mercaderes de toda Asia lo tomaron como su hogar, sobre todo, Indios y Japoneses.
Visitamos algunas casas museos, aunque al final de cada visita, todas narradas en inglés, te instan a que compres recuerdos, eso no mola tanto.
Transitamos por el puente de madera Japonés...
Casas de Asambleas..
Volví a encontrarme con los dragones... Tengo que investigar cuál es su significado...
Y recorrimos su mercado
Saboreamos una comida típica de Hoi An... Lo que veis como una pasta roja son nuestras empanadillas de atún pero a lo Vietnamita, muy ricas.
Nos gustó mucho esa ciudad, aunque a veces nos parecía un poco un parque de atracciones con tanto comercio y turismo.
Con lo que más disfrutamos sin embargo fue paseándola, observando y hablando como podíamos con los lugareños, pocos conocían el inglés . Por cierto allí te confeccionan ropa y calzado a medida en un día. Lo encargas y al día siguiente lo tienes listo.
Descansamos en su canal... Puedes darte un paseo en barca si lo deseas.
Hay muchas actividades que parten o se hacen desde aquí, incluso cursos de cocina. Muy recomendada la ciudad al anochecer también, cobra incluso más vida que por la mañana.
Resumiendo, un lugar indispensable en vuestra visita a Vietnam, yo le hubiese dedicado un día o dos más, si disponéis del tiempo hacedlo. Montaros una historia, jugad a que estáis allí por un traslado o algo e intentad vivirla como si fuerais locales. Disfrutadla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Di lo que quieras:)