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sábado, 30 de octubre de 2021

QUÉ VER EN DUBLIN Y ALREDEDORES EN PANDEMIA

Venga, dejemos Italia y pongamos rumbo a Irlanda, 12 euros el trayecto, y dicen en la tele que el 19 de julio ya abren fronteras sin cuarentena. 

- ¿ Pero seguro?- Nos hacemos la pregunta las dos -. Mira que el vuelo es el mismo 19 de julio y como no sea cierto o hayan cambiado de idea o lo que sea es un marrón de los grandes. 

Nos arriesgamos, lo pone en la página del ministerio y vamos a confiar.

El vuelo medio vacío, eso nos hacía sospechar aún más, pero estábamos en los cierto, el primer día que se podía entrar en el país sin necesidad de cuarentena, y Águeda y yo descubrimos una ciudad muy diferente a como la habíamos visto con antelación.


Creíamos nos íbamos a encontrar muchos turistas por ser el primer día, pero no, casi nadie de fuera, la auténtica Dublín sin visitantes, perplejas...

Llevábamos un palo selfie con trípode para no molestar a nadie y nos daba cosa sacarlo, nos miraban como con sorpresa, de hecho lo tuvimos escondido en muchas ocasiones.

Bueno vamos a inspeccionar, quiero ver Temple Bar, el barrio más visitado en esta capital Irlandesa, lleno de tabernas, música en directo y calles adoquinadas (así lo recordaba yo)



 





 



La mitad de concurrido que de costumbre, interiores vacíos,  la vida se hacía en el exterior. Muchos autóctonos y pocos guiris. ¿Irlanda en estado puro? Puede ser. Sigamos....
¡ Vayámonos a buscar a Molly Malone! Recuerdo hacer cola para hacerme la foto tocando sus pechos como hacía todo el mundo. Molly, vendedora ambulante de día y prostituta de noche, grandes historias se narran de ella. 
Pero esta vez nadie esperaba a Molly para fotografiarla, ni tocarla, ni estaban a su alrededor contando su vida, tan sólo Águeda y yo y un par de palomas revoloteando. No tocamos sus pechos, me arrepentí de hacerlo la última vez, de repetir conductas como borrego, o borrega en este caso,  no me siento orgullosa de no haber hecho lo que me decía mi instinto, respetarla, eso quería, hubiese sido quien hubiese sido.
Descansamos un rato junto a ella y nos fotografiamos pero sin ofenderla, al menos eso creo.




Bueno quiero pasear ahora por las dos catedrales de Dublin, San Patricio y Christ Church

Holaaaaaaaaa!!!!! Seguimos solas, nadie en sus jardines, nadie paseando ni deleitándose de historia..








No es un decir, estábamos prácticamente solas, como si hubiesen cerrado la ciudad para nosotras. 
Nos tumbamos en el césped a profundizar un poco con nuestra vida, dos amigas en cualquier lugar del mundo que en otro tiempo estaría lleno de muchos más pensamientos y reflexiones, pero allí, en ese lugar, sólo estaban los nuestros.



 




Llegamos a preguntarnos si en esa ciudad alguna vez hubo multitud.

Cambiemos de tercio, lo mismo tenemos suerte y vemos la biblioteca de la Universidad Trinity Collage medio vacía, veamos..


 



 -Tenéis media hora. Nos dijo el guardia de seguridad, y nos miramos confusas. 
- Si no hay nadie -. Al final de la visita entró una pareja, pero estuvimos más de veinte minutos allí en completa soledad, ni el guardia nos miraba. Parecía estuviéramos dentro de un decorado de una película. Nos quitamos hasta las mascarillas para hacernos fotos, y qué nos iban a decir. 
Nos encanta leer y nos dejan en una de las bibliotecas más bellas del mundo. Casi queríamos gritar como de placer.









Paseamos por el campus universitario, también vacío.



 Me voy a ver a Oscar Wilde a ver si me dice qué está pasando porque yo juraría que mi avión venía con más gente y que después del mío había otros dos, sólo de mi ciudad, multiplicado por más ciudades lo que estoy viendo no tiene lógica.






Anda Óscar, dime una frase de las tuyas que vengo desde muy lejos a verte, y además parece que hace mucho no te visitan.
 
" La vida es una cosa demasiado importante como para tomársela en serio"

" Todo el mundo que es incapaz de aprender decide enseñar".

Vámonos a tomarnos algo que necesitamos un poco de menos profundidad, y estamos en Irlanda, buen café, buen whisky...

Vaya, se me olvida que no me gusta el café y a mi compi tampoco, y es muy temprano, y el whisky no nos apetece nada. Venga pues tienen buena cerveza también, volvamos a Temple Bar que allí sí hay vida.



 
Y visitemos su puente más famoso, después de divertirnos un poco.




 De vuelta al hotel Águeda quería que la fotografiara sacando entero el Spire , un pirulí muy alto y a ella, yo no podía, tenía que irme a la conchinchina para conseguirlo, así que cada vez me agachaba más y más y más... tenía ya una postura que ni me daba cuenta. De repente pasan dos Irlandeses a mi lado me miran el espatarre que tenía y me dicen: - Oh my God!!!! Empecé a reírme sin parar, me caí al suelo de flojera de risa, Águeda no sabía qué estaba pasando pero de verme más se reía, los que pasaban a nuestro alrededor de vernos se paraban y se reían, al final se originó una risa en cadena con una energía tan chula, que ahora utilizamos mucho esa expresión sólo para arrancarnos una carcajada. La foto no sabemos dónde está.


Dublín está muy bien pero queremos hacer una escapada cerca, ver su costa, respirar aire puro y aventurarnos a hacer una ruta por los alrededores. Y cogimos un tren a Howth, un pueblo costero no muy lejos de la capital


Hay una ruta , que comienza al fondo del pueblo que es muy recomendable. 
Muy curioso todo, el tiempo anunciaba algo de lluvia y frío y esto es lo que nos encontramos.., sol, buena temperatura y una brisa muy muy agradable, al parecer seguimos con la flor en el culo, esto es Irlanda, y hemos vivido la excepción con la meteorología, todo un lujo.  
Queríamos llegar a divisar el faro y lo conseguimos, el camino fue de una belleza increíble, accesible para todos los públicos si no tenéis vértigo. Qué ganas de conocer Irlanda del Norte...











Volvimos al pueblo a comer pescado, fue un día majestuoso. Creo desde el encierro valoro mucho más la naturaleza y este día, sin desmerecer nada, me gustó más que lo vivido en la capital.





hay un vuelo igual de barato hacia Oporto, nos sale más económico que volver a casa, tenemos que despedirnos de Irlanda, pero no sin antes jugar con sus puertas de colores. En una de ellas sin darse cuenta Águeda se puso a llamar y la familia entera salió a saludarnos, creí nos iban a regañar y ocurrió  todo lo contrario, estaban encantados que fotografiáramos su puerta, era la que buscábamos, una puerta amarilla, un color que nos encanta.





 


 


 




domingo, 3 de octubre de 2021

       FLORENCIA EN TIEMPOS DE COVID 


Érase una vez dos princesas llenas de vitalidad y energía que se fueron a recorrer el mundo. Dos princesas que querían dejar de serlo, despojarse de sus buenos modales aprendidos, de la enseñanza de estar por y para los demás aunque para ellas no estuvieran, de empatizar con todo el mundo y de justificar comportamientos en vez de dar dos hostias bien dadas. Dos princesas que querían mandar todos esos modales al carajo. Empezaron su recorrido por las Cinque Terre y el destino las hizo llegar hasta Florencia.



Las dos ya conocían la ciudad de antemano y habían hecho todo lo que se espera de dos buenas princesas educadas: visitar museos y esperar largas colas al sol, no trasnochar para no desperdiciar el día, organizar a todos sus acompañantes las visitas y ofrecer toda la ayuda posible, no quejarse jamás y aguantar con mucha flexibilidad todas las quejas y peticiones de los demás y por supuesto no perder la sonrisa.

Esta vez las princesas dijeron ¡basta! y llegaron a Florencia libres de ataduras y de normas.

Lo primero que decidieron fue no entrar en museos. Después de tanto encierro no les apetecía nada de nada, amaban el arte pero no se iba a mover de allí y querían calle, aire, experiencias nuevas...

-  Recorramos esta ciudad a nuestro aire, hagamos lo que nos apetezca en cada momento.... 

Y así llegaron a la Piazza del Duomo, en pleno centro histórico





La catedral, el campanario del Giotto, el Baptisterio con sus famosas puertas y sus relieves moldeados por Lorenzo Giberthi


Menos personas que de costumbre, espacio para no tropezarse con nadie, una ventaja que aprovecharon paseando, contemplando...



Estaban tan contentas que las personas se acercaban a ellas para contagiarse de su buen rollo, querían invitarlas y ofrecerles la visita de sus sueños, pero ellas no necesitaban nada más que las dejaran disfrutar y no las molestaran



Continuaron su paseo hacia el Ponte Vecchio. Les fascinaba este puente y no por sus tiendas de orfebres dedicados a la joyería, sino por el ambiente, la música callejera, el paisaje a diferentes zonas de la ciudad...


 



Vieron el puente desde todos sus ángulos, dentro y fuera de él, es lo que les apetecía...
-¡Qué hambre! Vamos a por una pizza italiana y después un helado. Ambas cosas son muy populares por su calidad, los sabores que más disfrutaron el de mango y stracciatella con trocitos de chocolate y las pizzas.... Se me hace la boca agua cuando lo recuerdo.... Comerlas allí después de una buena caminata...


Ahora se dirigieron  a uno de sus rincones preferidos : La Plaza de la Señoría. 
La primera vez que la vi me emocioné, estaba embriagada de belleza, también es verdad que por aquel entonces había luna llena y un violín nos deleitaba con hermosas melodías de música clásica. Esta vez no fue para menos, incluso había algo mejor, mucha menos gente, más amplitud de visión...



 



De día y de noche la pasearon, con la grata sorpresa de presenciar  nuestro primer concierto después de tanto tiempo sin uno.

 Lo escuchamos allí, al atardecer, más de una hora de piezas extraídas de grandes compositores italianos hacían deleitar nuestros oídos al aire libre, sin multitud, gratis, para todo el que quisiera escuchar.... Sentimos la ansiada normalidad por primera vez en La Plaza de la Señoría, dudo podamos olvidarlo.

Estábamos más que satisfechas pero aún nos quedaba lo mejor: El mirador de la Plaza del Michelangelo.

 A estas alturas ya nos habíamos despojado de nuestras ropas de princesa y nos habíamos puesto la ropa de : Respeta mis límites y no abuses de mi educación. Un taxita nos quiso dar más vueltas de las normales para llegar a la plaza, nos dimos cuenta y quisimos llamar a la policía: No nos cobró . 

Plaza de Michelangelo: el mejor atardecer... De verdad que es casi un delito estar en esta ciudad y no subir al mirador a contemplarlo



Sí, aquí sí había gente y poca distancia de seguridad, pero ya está bien de prohibiciones, nos arriesgamos, nos sentamos en las escaleras y nos dejamos llevar por el momento





Mientras el sol poco a poco se escondía empezó a sonar la canción de " Imagine" de John Lennon y todos nos pusimos a cantar, cada uno como podía....  Imagina que todo el mundo aprende a respetar a los demás, a querer y a cuidar tanto como a uno mismo...Que el egoísmo sano, el que nos hace cuidarnos nos inunda, y no el extremista que roza la crueldad, ese que por desgracia está más en auge cada día.

Ahora me acuerdo de una canción de Sabina... Y nos dieron las once, las doce, la una y las dos... Eso nos pasó, se nos fue la hora, la hora de ser princesas y llegó la hora de hacernos respetar... Y nos fuimos casi de madrugada al Duomo de nuevo, nos apeteció, contemplarlo en la oscuridad.

No teníamos ni idea si había toque de queda, ni lo pensamos, creemos que en Julio no había ya... 



Prácticamente solas, para nosotras, la noche con una temperatura que rozaba lo sublime, silencio a nuestro alrededor, sólo nosotras y esta belleza arquitectónica que no sé si volveré a ver, al menos no como ese día, ese día que decidimos dejar de ser princesas....


Y pusimos rumbo a Dublín....