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martes, 13 de septiembre de 2016

LUCCA. QUÉ VISITAR

Lucca, ciudad de la Toscana, situada entre Florencia y Pisa, famosa por conservar su muralla renacentista rodeando completamente la ciudad: nunca fueron atacados. En el interior de estas murallas se encuentra su casco antiguo, sin tráfico, que refleja el carácter medieval de antaño.




Lucca ofrece al visitante cultura, gastronomía, tranquilidad, ocio y el aroma del momento que se vive a fuego lento, deleitándose en cada segundo. Déjate llevar.

QUÉ VISITAR:

Comencemos por la Piazza del Anfiteatro.


Es circular, colmada de edificios que la encierran en su forma.  de terrazas, tiendas, bancos donde poder sentarse y disfrutar del panorama. Sólo se puede acceder a ella a través de cuatro puertas. Construída sobre los restos del antiguo anfiteatro romano y que actualmente se encuentra tres metros bajo tierra. Disfrútala. 
Si quieres tomar algo y tu presupuesto es reducido mejor hazlo en la circunferencia fuera de la plaza, la diferencia económica es más que notable.

La torre Guiniri:


De 41 metros de altura, el monumento más visitado de Lucca, famoso por sus vistas y por los árboles que la coronan enraizados en el tejado. Dignos de ver.


La cima es pequeña pero te atrapa. Nos costó bajar y abandonarla.


El compositor Giacomo Puccini.

Lucca fué su ciudad natal y actualmente es posible visitar su casa convertida en museo. Para los amantes de la música clásica es una parada muy recomendable.



Se ofrece diariamente una selección de las mejores obras del compositor en el International Permanent Festival. Delicia para los oídos.

 Las Murallas.

Si vas con tiempo suficiente y el clima acompaña, una opción es caminar por sus murallas transitables, a pie o en bicicleta, paseo muy reconfortante y relajado.


La catedral de Lucca.

Iglesia románica del S. XI, en su interior se encuentra Il Volto Santo que es considerada como el verdadero rostro de Cristo, tallado por Nicodemo quien estuvo presente en la crucifixión.






Hay muchos más rincones fabulosos que ver en esta ciudad: San Michele in Foro ( donde cantaba Puccini en el coro), la Basílica de San Frediano, la torre de las Horas... Dependiendo del tiempo del que dispongas y el interés personal. Piérdete por sus calles y habla con su gente, sin estrés y sin reloj... Retrocede en el tiempo, como si la prisa no existiera. Te embaucará. 


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lunes, 5 de septiembre de 2016

FLORENCIA, QUE VER EN DOS DÍAS

Florencia, capital de la Toscana, es un museo al aire libre. Esta ciudad es conocida principalmente por su gran patrimonio cultural 
(Miguel Ángel, Brunelleschi, Alberti, Ghiberti, Donatello, Massacio, Botticelli, entre otros...) Además acuna a los mayores artesanos del país. Bañada por el río Arno y coronada por las colinas arcillosas de Cercina. De belleza sin rival, bien merece ser visitada y admirada...



DÍA 1
  Llegamos casi al atardecer, pero lo aprovechamos lo mejor que pudimos.
Comenzamos nuestro recorrido por su monumento más emblemático. La Piazza del Duomo dominada por la Catedral, el Campanario del Giotto y el Baptisterio de San Juan. Entrar en la plaza te deja sin palabras, cada detalle cuenta.


No dejes de ver las Puertas del Paraíso, que aunque no son las originales, asombran igualmente.



Continúa el paseo hacia la plaza de la República, después dirígete   a la plaza del Mercado Nuevo (Vía Porta Rossa) y localiza al famoso "Porcellino". La tradición cuenta que si acaricias su hocico e introduces una moneda en su boca y ésta se cuela por la alcantarilla que se encuentra justo debajo, volverás seguro a Florencia.



No se pierde nada por intentarlo, es como un juego.
Tras este episodio anecdótico vayamos a la plaza que más me gusta, " La Piazza della Signoria" donde se encuentran el Palazzo Vecchio, sede del ayuntamiento, una copia del David, la fuente de Neptuno... Tanto de día como de noche impresiona a cualquier amante del arte y la belleza. Es increíble lo que es capaz de hacer el hombre con sus manos. Un museo gratuito, sin tiempos, ni colas, ni esperas, para que lo disfrutes a tu antojo... Una plaza para soñar.



 Terminamos nuestro primer día en el Puente Vecchio, donde anidan los mejores joyeros de la ciudad, las vistas son increíbles. Te sientes  abrumado por la sensación de estar en otra época.


DÍA 2

Nos levantamos temprano para hacer cola en el museo de la Academia. En verano las colas son bastante tediosas, pero hay que tomárselo con humor. Si sois estudiantes/profesores de Arte o Conservación es gratis. Y si sois profesores europeos la entrada se reduce a la mitad. Tras dos horas de cola entramos por fin.




Hay opiniones que afirman que sólo merece la pena el David, yo no estoy muy de acuerdo, me dejó asombrada la cantidad de esculturas y pinturas que allí se encuentran.


Visitamos también el mercado de San Lorenzo. Aquí te vuelves loco. El cuero es muy trabajado en esta ciudad, y de qué manera... 
Nos encantó... Para los amantes de las compras muy aconsejado.


Pero salgamos de aquí que se nos va el día... Visitamos también el puente Vecchio de nuevo, esta vez de día, ¡Qué ambientazo! Turistas y florentinos, músicos callejeros, puestos de comida rápida y por supuesto sus famosas joyerías, qué diferencia con la noche.



Íbamos en busca de los famosos jardines Bóboli y del palacio Pitti. Pero antes un helado. Los de mango no tienen comparación.


Hicimos la visita con  un calor asfixiante, aunque nos encantó.


Preciosas vistas, no las mejores de la ciudad pero espectaculares igualmente.


 Uff, nos queda mucho por ver, la Iglesia del Santo Croce, Santa María Novella, El museo de los Ufizzi... Calma, calma, tocamos el Porcellino, y si la tradición se cumple volveremos seguro...
Cogimos un trozo de pizza y a disfrutar de Florencia en el lugar más encantador. La plaza de Miguel Ángel, el atardecer más espectacular de nuestro viaje. 



En la escalinata que allí se encuentra, una multitud de personas se congregan para disfrutar de las mejores vistas de la ciudad acompañando al ocaso del sol. Suele haber algún grupo tocando música suave que engrandecen más el momento. 






Ahora que llega septiembre y vuelta un poco a la rutina y al estrés de la vida diaria espero recordar este atardecer en buena compañía donde el tiempo se quedó quieto, inerte, como si sólo existiera ese momento...