Bangkok, capital de Tailandia. Bulliciosa, excéntrica, atractiva, caótica, carismática... Podría seguir describiéndola un buen rato... El final del viaje con mi compañero de batallas.
Es curioso la diferencia que existe entre lo que vives y lo que recuerdas. Vives excitación, aventura, desconcierto y asombro, pero lo que recuerdas son los sentimientos: ternura, comprensión, compañerismo, apoyo mutuo... Le pones un decorado y se queda grabado en la memoria... Piensas en Bangkok y automáticamente te teletransportas: olores, sabores, impresiones. Pero sobre todo recuerdas con quién lo compartiste... 😃😃😃😃😃😃😃 VA POR TI.
No nos queríamos despedir de este país sin ver uno de sus mercados flotantes. Hay varios, cada vez más turísticos, lo que significa que la autenticidad de antaño está siendo sustituida por souvenirs, pero aun así son dignos de ver.
La diferencia de precio entre contratar una excursión o hacerlo por tu cuenta es casi inexistente. Así que elige la opción que más te satisfaga, el dinero va a ser prácticamente el mismo.
Nosotros elegimos la excursión por el ahorro de tiempo (te recogen muy temprano y sobre las dos de la tarde ya estás de vuelta)
El mercado a visitar fue el de Damnoen Saduak situado a uno 100 km. de la capital.
Llegamos muy temprano, eso estuvo bien porque aún no había casi nadie. Nos montamos en una lancha y navegamos entre casas y vegetación hasta el mercado.
Cuando estás muy cerca desembarcas y tienes la opción de ver el mercado desde las orillas o desde una barca (se paga a parte). Nosotros hicimos las dos cosas. Primero paseamos en barca. Los distintos comerciantes se acercaban con sus productos y nos los mostraban.
Tienes que detenerte por cortesía para ver su mercancía. Si ellos observan que no lo haces pues se toman la libertad de, con una especie de arpón, atraerte hacia ellos.
Verdaderamente fascinante.
En medio del río te detienes y te tomas un zumo de mango...
Descendimos de la barca y paseamos por sus orillas, llenas de puestos al igual que el río. Colorido y sabores y olores... no se olvida...
Y como no, la compañía, esa que narraba al principio...
Nada como compartir...Nada. Ni siquiera viajar...
Gracias por ser como eres y ver el mundo conmigo. Sin ti no sería lo mismo. El mejor viaje está siempre por llegar... 😏😏😏
Gracias a todos los que me leéis de corazón.
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