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domingo, 2 de octubre de 2016

EXCURSIÓN A SIENA, SAN GIMIGNANO Y CHIANTI

Hoy nos hemos levantado temprano, estamos en Florencia. Las campanas de la iglesia nos han anunciado que son las siete de la mañana y que tenemos que estar listas en breve. 
Cámara de foto en mano y con muchas ganas de descubrir nuevos rincones de la Toscana nos dirigimos al autobús que va a ser nuestro compañero durante toda la jornada.







Los paisajes que deslumbramos mientras llegamos a nuestro primer destino nos van despertando poco a poco del cansancio acumulado de estos días, pero ya dormiremos en casa...
Pasados 40 minutos el autobús se para y estamos en Monteriggioni, pueblecito medieval situado a 55 km de Florencia y a 25 de Siena. Perfectamente conservado y protegido por su gran muralla.




Con apenas cincuenta casas te teletransporta a otra época. 
Nos dejaron recorrer sus calles empedradas y su gran plaza mayor con su pequeña iglesia románica. Se ve rápidamente.










 La siguiente parada fue en Siena. A esa hora de la mañana ya estàbamos lo suficientemente animadas para disfrutar de esta magnífica ciudad. La excursión incluía un guía que nos mostraría 
los lugares más emblemáticos. 
La Piazza del Campo, considerada la más grande y bella de estilo medieval. Famosa por la celebración, dos veces al año, de carreras de caballos 






No es posible de describir la belleza que contemplamos nada más entrar en la catedral de Siena. Habíamos leído sobre ella, veníamos de Florencia y de su deslumbrante atractivo y pensábamos que no podía sorprendernos ya nada. Nos equivocamos. Esta catedral nos cautivo en todos los sentidos.








Por suerte en verano el suelo de la catedral está abierto al público por lo que puedes contemplarlo en su totalidad. No os lo perdáis, es verdaderamente una obra de arte. 




 Me llamaron mucho la atención sus farolas de diseño, sus plazas y comercios insertados en un decorado medieval propio de otra época. 











Pero vayámonos ahora a San Gimignano, el pueblo conocido por sus innumerables Torres y sus fantásticos helados, catalogados como los mejores del mundo. 





Es el que más nos gustó de todos, no sabríamos decir si por su plaza, su ambiente, sus helados o por todo en general. Nos dejó un sabor de boca gustoso y apetecible...nos hubiésemos quedado aquí más tiempo, pero solo nos daban un par de horas para recrearnos.
Lo primero que hicimos fue probar sus reconocidos helados...sin palabras...el de mango y pistacho inmejorables.





Después inspeccionamos el terreno y a cada paso que dábamos más nos enamoraba.



















Tengo que volver a este lugar, quedarme más tiempo y sacarle todo su jugo.
 Dos horas no nos han bastado. 
Lo meto en la hucha de los deseos.

Para finalizar la excursión nos llevaron por los viñedos de Chianti y sus paisajes kilométricos de uvas y olores. Por fin descendimos del 
bus y nos sentamos en una hacienda en medio de la campiña . Vamos a comer y a beber de su gastronomía.








Nos ofrecieron varios vinos, nos enseñaron como degustarlos y los 
acompañamos con aceite virgen del lugar y embutidos de la zona. No estuvimos en ningún momento intimidados a comprar nada, al contrario, pasamo un  rato muy agradable. Incluso mi compañera de viaje se arrancó por unos cantes al enterarse del cincuenta aniversario de una pareja cercana a nosotras. Un momento para recordar. 
Al día siguiente de camino al aeropuerto hicimos una parada breve en Pisa para no quedarnos sin ver su famosa torre inclinada,
Envuelta en un conjunto monumental impresionante.





Ciao bella Italia! Gracias por los momentos que hemos vivido contigo. Hasta la próxima.



















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