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domingo, 3 de julio de 2016

ESSAOUIRA

Érase una vez, en un país llamado España, cuatro amigos quería vivir una aventura fuera de casa. Tras mucho divagar decidieron poner rumbo a Essaouira (en el Norte de África), donde el mar Atlántico se divisa desde la ciudad amurallada.


Un avión desde Sevilla los llevó hasta Marrakech. Allí alquilaron un coche y pusieron rumbo a su destino. 180 kilómetros de carretera. No parece una gran distancia, pero estamos en Marruecos y hay que multiplicar casi por dos las horas de recorrido.
El camino no se hace muy pesado si tienes ansias de conocer nuevos retos y situaciones.


 Pero vamos a ver... ¿ Cómo se han subido esas cabras al árbol?
Y encima no se mueven... Eran totalmente hipnóticas...
Sigamos nuestro camino...
- ¡Para, para!- Gritó Pascale al divisar varios camellos salvajes con cara de pocos amigos.
- Vayamos a verlos- Exclamó.


Nos bajamos del coche y nos acercamos a ellos. 


Toda una experiencia teniendo en cuenta que para sacarnos la foto 
(esa que todos queremos para inmortalizar un momento único) casi peligra nuestra vida cuando los camellos avanzaron gruñendo hacia nosotros.


Tras una travesía alucinante llegamos por fin a Essaouira.
Aparcamos fuera de la Medina (dentro es imposible). Hay que añadir que es patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Entremos...





 Los comercios y las casas mayoritariamente blancas y azules adornan este impresionante lugar del mundo.


Cada detalle cuenta...
Esto es una carnicería, lo demás son tonterías...


Puestos de especias brotan de cualquier rincón...


Que tienes algún problema físico, tú tranquilo, aquí en estos botes está la solución a tus dolencias. De hecho compramos unas hierbas de eucalipto que nos han sido muy útiles este invierno.:)


El dueño del local nos lo explicaba todo, nos tenía perplejos.


Si al final él no consigue quitar el dolor de muelas no te preocupes, quizás el dentista te lo soluciones..


O un buen corte de pelo o barba. Como antiguamente, a cuchilla.. 


Perfecto para seguir explorando la ciudad.


Estos puffs nos encantaban, amontonados en las calles, a cual más genuino.

Es una ciudad muy viva y dinámica, repleta de gente donde nos sentíamos bastante seguros y confiados.


Dirijámonos ahora a sus murallas y sus cañones mirando al océano. Cita obligada para todos: turistas o autóctonos de la ciudad.


El mar, la brisa marina, la sensación de libertad... quién da más...


Quizás he llamado " brisa" a lo que era bastante viento, pero bueno, una pasada igualmente.

Frente al puerto está la fortaleza o Skala del puerto con sus famosas torres, en su interior están los mejores artesanos del país.


 Esta zona de la ciudad sirvió como escenario para el rodaje de la serie Juego de Tronos. Me encanta este lugar. 


No hay que olvidarnos de su gastronomía, como en todo el país, Marruecos disfruta de una de las cocinas más sabrosas del planeta. Nosotros visitamos el restaurante Miyame ( hay que reservar) te deja sin palabras.


En fin, un lugar para ir con amigos y hacer crecer la amistad más si cabe

No es muy caluroso, de hecho pasamos hasta un poco de frío al anochecer, y eso que fuimos en agosto. 
Gracias a los amigos por compartir estos días con nosotros


¿Qué tal si repetimos el cuento pero en otro lugar por explorar?


La pelota está ahora en vuestro tejado...:)








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