Muchas de sus casas están pintadas de azul. Cuando el suelo también lo está significa que no tiene salida. Esto lo fuimos aprendiendo después de darnos la vuelta varias veces.
Es un pueblo para ser fotografiado. Cada esquina, cada rincón de su Medina (ciudad vieja, o casco antiguo) parece sacado de un cuadro.
Curiosamente, este es el lugar de Marruecos donde más agusto me he sentido. Los comerciantes no te acosan, el regateo no es tan intimista como en otras regiones del país. Te apetece estar allí y contemplar sus costumbres, su gastronomía, su artesanía, su música y su gente.
Por la Medina te puedes encontrar diferentes puestos de artesanía y visitarlos con total tranquilidad, el tiempo que necesites. Como dicen ellos: " La prisa mata amigo"
En Chaouen se trabaja mucho la artesanía, destacando el cuero. La madera, tapicería y la cerámica también son muy elaborados.
Los diferentes colores, sus materiales y los tintes que utilizan para conseguir el producto final engrandecen el decorado y el paisaje que les rodea.
Inspeccionando la Medina fuimos a encontrarnos con una tienda que nos sorprendió por su decoración. Las sales de baño y el almizcle (que es una especie de perfume en pastilla) eran las protagonistas.
Aquí os cuelgo una foto de almizcle de diferentes olores. Sirve tanto para perfumar tu cuerpo (frotándote un poco) como para la ropa.
Después de recorrer sus calles -estrechas, serpenteantes y desiguales-
fuimos a parar al lugar donde confluyen la mayoría de ellas: la plaza Uta- el Hammam. Lugar de descanso y recreo tanto para los visitantes como para los lugareños.
Músicos interpretaban su folclore popular, con instrumentos locales. Nos quedamos saboreando sonidos, aromas... Una cultura muy diferente a la nuestra. Nos tenían embelesados. Permanecimos allí hasta que anocheció.
En este enclave hay diferentes restaurantes con vistas a las montañas y a la plaza. La gastronomía exquisita, como en todo Marruecos.
Cous-cous, pastela, tallines de verduras, cordero... Verdaderas delicias para el paladar.
Estuvimos allí dos días y nos supo a poco. Estábamos descansando, disfrutando y llenándonos de cultura.
Inspeccionamos un poco sus alrededores, aunque no lo suficiente Nos hubiese gustado hacer un poco de senderismo, pero el pueblo nos tenía tan atrapados que permanecimos en él casi todo el tiempo.
Habíamos llegado en coche de alquiler desde Melilla (cuatro persona) y teníamos que regresar. El vehículo nos dio un poco de problema por el camino, pero las paradas técnicas que tuvimos que hacer nos sirvieron para contemplar paisajes naturales muy hermosos
¡Qué divertido y enriquecedor es viajar en grupo con personas con las que te llevas genial!
Las experiencias son más intensas y gratificantes.
Me gustaría volver a este lugar, respirar de nuevo su aire puro de montaña y empaparme de sensaciones diferentes. Quién sabe... El deseo está lanzado :)
Gracias, Ana!!! Tus viajes y, sobre todo, cómo los relatas y las preciosas fotos con que los animas, me encanta. Tanto que pienso seguir tus pasos!!! Sigue escribiendo y viajando!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario!!! Por animarme a seguir y por tus palabras!!! Un placer con gente como tu!!!!!
ResponderEliminarQué chulo, Ana!!! Va pegando que hagamos un viaje los cuatro, ahí lo lanzo!!��
ResponderEliminarGracias sigrid!!!! Claro que si!!!! Nosotros encantados!!!!!!
ResponderEliminar