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sábado, 19 de agosto de 2017

CEFALÚ, SICILIA, ITALIA

A unos 70 km. de Palermo se encuentra uno de los pueblos que más me gustan de toda Italia. Es la segunda vez que lo visito y aunque he notado un incremento del turismo, a pesar de eso, sigue conservando la esencia que me enamoró la primera vez. 
Si vais a desplazaros hasta la maravillosa Sicilia, no os perdáis este rincón tan sublime donde se  mezcla lo tradicional con lo nostálgico, pero en el momento presente.



Aunque yo ya conocía este pueblo estaba igualmente emocionada porque se lo iba a presentar a mis compañeras de viaje. 

Desde Palermo, un tren (5,60 euros) con vistas al mar casi todo el trayecto, os deja en menos de una hora en Cefalú.


No me extraña que algunas escenas de la fantástica película Cinema Paradiso se rodaran aquí...
Desde que pisas su suelo, respiras ese aire de ensoñación que se apodera de ti y no puedes explicar con muchas palabras, pero no importa, tú párate y contempla.


Sus callejuelas, estrechas y serpenteantes, me evocan a la infancia y a cómo vivía yo el verano... La familia, el hogar, el esperar la llegada de los primos y tramar cualquier aventurilla propia de la niñez...







Esos tiempos que ya no vuelven, aunque los  recreas en la memoria, y sin saber por qué esbozas una sonrisa..
Esas sensaciones que por suerte se han quedado ancladas en este pueblo y en cada uno de sus rincones...


No hay nada como madrugar un poquito, aunque en vacaciones cueste, y te dirijas al antiguo puerto de pescadores a zambullirte en las aguas cristalinas, y aún alertargadas, de su playa.




Con apenas nadie que perturbe el momento que vives, antes de que lleguen todos y ese lugar se transforme en otro diferente...No tiene precio...


Y seguir contemplando y observando...





 Si subes la muralla por encima de las barcas de los pescadores llegas a lo que parece el final o el principio de una historia, con sus candados oxidados y la inmensidad del mar...




Y de nuevo los recuerdos se apoderan de mí cuando a lo lejos escuchas un alboroto y son los niños y los adultos haciendo juegos en el agua, sin un móvil a la vista, jugando, como entonces...





El pueblo ya está despierto y vibrando de vida, incluso mis compañeras se incorporan a jugar y a saltar al mar...



Y de nuevo Cefalú nos regala bonitos momentos, y más risas y más vida...


Si te gusta la buena comida, sólo decir que ,en mi opinión, Sicilia posee la mejor gastronomía de todo el país.








No dejéis de probar la Caponata Siciliana y las Sardes... Me relamo sólo de recordarlo..
Si os apetece un poco de cultura visitad los Lavaderos y la Catedral






O subid a la Rocca para divisar las mejores vistas del pueblo..


O podéis ir de tiendas para llevaros algún recuerdo de este maravilloso lugar...






Y siempre que podáis volved al puerto, por la mañana o por la noche... En cualquier momento os deslumbrará...






Gracias a mis amigas por darme la oportunidad de enseñarles uno de los lugares del mundo que más me gustan... Un brindis por vosotras...


Si te ha gustado ayúdame a compartir...¡¡¡¡¡¡ Buen verano a todos!!!

sábado, 12 de agosto de 2017

DESIERTO DE MERZOUGA

Merzouga, al suroeste de Marruecos y haciendo frontera casi con Argelia (50km de distancia), es uno de los paisajes más apasionantes de todo Marruecos. La arena y las estrellas no dejan indiferente a quién lo visita...




Hoy es noche de perseidas. Desde ayer se pueden observar numerosas estrellas cayendo desde el cielo si tienes paciencia y estás atento...
Pero..¿Qué tal verlas desde un lugar tan mágico como éste?
El pueblo está bien acostumbrado al turismo por lo que no tienes que tener ningún apuro si te decides a visitarlo.

Nosotros nos alojamos en Casa Hassan, y nuestro anfitrión nos hizo sentir como en casa. De hecho, estábamos en casa. En pocos sitios a los que he viajado he estado tan cómoda y tan arropada como aquí.










Llegamos cansados del viaje, pero al entrar en esta casa empezamos a saborear la paz que nos transmitía, como si hubiéramos llegado al hogar

Subimos a la azotea y a deleitarnos con las estrellas...Sin móvil, sin prisas, sin estrés... Sólo nuestros pensamientos y la compañía... Esos momentos que  se van perdiendo en este mundo cada vez más tecnológico pero que son tan necesarios.

A la mañana siguiente Hassan nos hizo una ruta por el desierto en camello. Para mí era la segunda vez, pensé que ya no me sorprendería tanto, pero no.





El desierto es como el mar: hipnótico, magnético, anestesiante, seductor, atractivo... En definitiva, adictivo... No puedes escapar de él. 




Si no fuera porque la montura es un poco incómoda, (los hombres lo llevan peor, jejej)  te dejarías llevar sin rumbo... Incluso el calor pasa desapercibido...






Lo mejor es ir en busca del atardecer o el amanecer sobre las dunas, o dormir en los campamentos que se encuentran allí, eso sí, abrigaros mucho, las noches son muy frías...


Estar en contacto con la arena, hacer la croqueta (como dice Pilar casi siempre), saltar, tirarte en plancha... Jugar, siempre jugar...







Sentirse libre, libre de ataduras, de preocupaciones, de prejuicios y de estereotipos... y gritar... y reír.... y bailar....


Tres días en el desierto te depuran, te renuevan. Oxígeno para todos tus pensamientos... 
Mira que estáis locos... ¿Qué hacéis allí? ¿ Cuándo vais a parar?..
A todos estos comentarios y a muchos más les devuelvo una sonrisa.., y les invito a venir...


A la vuelta de nuestra experiencia visitamos un pequeño pueblo famoso por su música..




Un poco turístico para nuestros gustos, la verdad, pero si hay que tocar, se toca y si hay que bailar, se baila....

Y si tenemos que intercambiar las culturas, pues mejor...


Hassan, la última noche, nos invitó a cenar con su familia, y compartimos nuestras experiencias y comimos en la misma mesa, todos sentados en el suelo y muy agradecidos por la invitación.


Un muy bonito recuerdo...
Fueron tres días de desconexión, de tranquilidad y de volver a encontrarnos un poco con nosotros mismo...


Nos fuimos pensando en la frase famosa de cine que dice:
Siempre nos quedará París...
Nosotros la mejoramos afirmando... Siempre podemos volver al Desierto



Si, noche de perseidas.. soñaré que las veo desde allí..