Qué placer ha sido viajar en buena compañía por alguno de los lugares más idílicos de la Toscana italiana.
Hoy voy a hablaros de las Cinque Terre. Cinco pueblos costeros en la provincia de La Spezia, bañados por el mar de Liguria.
Declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1997.
Para poder visitarlos lo mejor es utilizar como vía de transporte el tren, que une de forma muy cómoda y rápida los cinco municipios. Los horarios son muy exactos por lo que no pierdes el tiempo.
Si vas a estar más de un día, es recomendable hacerse con la Cinque Terre Card (tarjeta con la que puedes utilizar todos los trenes, autobuses y acceder a los senderos sin límite de uso). Nosotras cogimos una por dos días por un precio de 29 euros. Quedó perfectamente amortizada.
Para alojarte de forma económica es mejor hacerlo en La Spezia y lo más cerca de la estación de tren. En ningún momento se hace pesado ni sientes que estás lejos, ya que accedes en menos de diez minutos a las zonas más emblemáticas.
Monterosso al Mare, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore son los nombres de estos encantadores pueblecitos situados entre el mar y la montaña. ¿Qué puedes esperar de ellos? Atentos, no tienen desperdicio.
MONTEROSSO A MARE:
El más grande de todos y por lo que pudimos comprobar el más barato también. Posee la playa más extensa de los cinco y se accede a ella de forma gratuita. (En Italia las playas suelen ser de pago)
Si sigues el paseo marítimo en dirección contraria al tren podrás visualizar la estatua de Il Gigante. darse un baño bajo su presencia es una sensación sobrecogedora.
A lo largo del paseo se encuentran numerosos restaurantes a pie de playa donde poder degustar una cena mientras contemplas el ocaso del sol.
No te quedes solo en la playa, atraviesa el túnel situado debajo del tren y dirígete a su centro histórico, no te defraudará.
VERNAZZA:
La verdad es que no sabríamos decir cuál de los pueblos es el más hermoso, aunque Vernazza nos deslumbró gratamente en todos los sentidos. Pueblo que conserva sus raíces marineras, colorista, vital y que derrocha luz y belleza lo mires por donde los mires
En verano está quizás un poco masificado pero igualmente es un placer visitarlo. Lleva siempre la ropa de baño a mano ya que, si vas en verano, no puedes resistir la tentación de sumergirte en sus aguas turquesas.
Si es la hora de comer degusta sus famosas "focaccias": ricas, económicas y sabrosas.
CORNIGLIA:
Es la menos concurrida de las cinco, pero creo que es un error, ya que es dueña de una gran belleza.
Por ser la que no tiene conexión directa con el mar y por situarse a gran distancia andando de la parada del tren, los turistas suelen visitarla menos. La mejor forma de hacerlo es cogiendo el autobús en la misma estación de tren que te deja en pleno centro, sin ningún esfuerzo físico ni económico, ya que, con la Cinque Terre Card, el autobús está incluído.
Pasea por sus calles empedradas,
visita el comercio local
Precioso lugar, digno de admiración que no recomiendo que te pierdas. En realidad sí que puedes darte un baño en la playa en este pueblo. Cuando vuelvas al tren (recomiendo descender andando) sigue las indicaciones que te desvían a la playa, un poco escondida y totalmente virgen, llena de piedras por el camino, pero con las aguas más turquesas de todas. Pocos turistas, sólo lugareños.
MANAROLA:
Me apasionó este pueblo y su piscina natural. Permanecimos en él más tiempo de lo estipulado, pero quién no se deja llevar por el momento, y más en un sitio como éste.
Aguas frescas y transparentes, a los pies del pueblo, que hacen las delicias de todos lo que por allí nos encontramos.
El pueblo bien merece también una visita
RIOMAGGIORE:
El último de los pueblos y también espectacular en cuanto a belleza se refiere.
Tiene un embarcadero que rodeándolo hacia la izquierda desemboca en una pequeña calita donde puedes refrescarte un rato.
Además es típico degustar sus cucuruchos de pescado frito que apetecen sobremanera cuando llevas todo el día sin parar.
Las cuatro personas que hemos saboreado este viaje llegamos a la conclusión de que ha valido la pena, y mucho, visitar este rincón del mundo. Lo mismo repetimos en un futuro y paseamos los senderos que se nos han quedado por hacer. De todas las maneras ha sido un placer poder compartirlo con vosotras.
¡ HASTA LA PRÓXIMA!